
Tras la falta de acuerdos, el tercer estado se declaró a sí mismo asamblea Nacional, logrando la adhesión de un porcentaje importante del clero. El 9 de julio esta asamblea se declaró constituyente y comenzó la elaboración de la constitución.
Por su parte, el Rey Carlos se preparó para llevar a cabo un golpe de estado, pero el pueblo de la ciudad se le adelantó y tomó la Bastilla, símbolo del poder absolutista. Al poco tiempo, los movimientos rebeldes se generalizaron por todo el reino. Esta etapa de la historia de Francia es conocida como la época del gran miedo.